lunes, 4 de junio de 2007

Revista La Fragua no. 8 > 1 de Mayo. Día de lxs trabajadorxs

Orígenes.

El primero de mayo es el único de los tantos feriados nacionales con un significado propio y específico para la clase trabajadora. Para analizar el origen de este día como jornada internacional de lucha de la clase obrera, debemos situarnos en la segunda mitad del siglo XIX, durante la llamada revolución industrial. En aquel entonces, Estados Unidos comenzando a transitar el proceso que lo llevaría apenas medio siglo después a ser la primera potencia mundial, desplazando de ese lugar al Reino Unido. Para lograr esto, la burguesía pujante del norte industrial debía superar dos fuerzas opositoras. Por un lado, los sectores dominantes del sur latifundista agrícola cuyo rasgo principal estaba constituido por la esclavitud de la mano de obra, que desencadenará en la guerra de Secesión. Por otra parte, los trabajadores, cuyas condiciones de vida y de trabajo eran infrahumanas; con salarios míseros, inestabilidad en el trabajo, trabajo infantil, analfabetismo, por nombrar sólo algunas de las principales características que se repiten en todos los países.

En este contexto, surgen las primeras huelgas y manifestaciones parciales confrontando los sectores de trabajadores y del capital, signadas por las demandas y reclamos sociales. Los trabajadores norteamericanos, nucleados en la Federación Americana del Trabajo (AFL por sus siglas en inglés), resuelven que, a partir del día primero de mayo de 1886, la jornada laboral constará de tan sólo ocho horas. Ese día se realiza una de las huelgas más importantes en Estados Unidos. La policía, bajo la presión de la burguesía norteamericana comienza una durísima represión cuyo saldo no ha sido aún esclarecido al igual que en muchísimos otras jornadas de lucha protagonizadas por los trabajadores, tales como en la llamada Patagonia Rebelde o en la Semana Trágica.

El principal reclamo era la jornada laboral de ocho horas, cuyo lema era: “ocho horas para trabajar, ocho horas de esparcimiento y estudio y ocho horas de descanso”.

Luego de la represión policial, son detenidos algunos dirigentes obreros y sometidos a un juicio cuyo resultado será la condena a pena de muerte. Son ocho, como las horas de la jornada de labor reclamadas. Sus nombres, Michael Scwab, Samuel Fielden, Oscar Nebbe, Lous Ling, Adolph Fischer, Hessois Auguste Spies, George Engel, y Albert Parsons. Antes de la ejecución, a los dos primeros se les conmutará la pena de muerte por prisión perpetua, Nebbe será condenado a 15 años de trabajos forzados y Ling apareció muerto en su celda. Como en tantos otros casos, en la historia oficial se afirma que se quitó la vida por decisión propia. Los restantes cuatro fueron ahorcados en el mediodía del 11 de noviembre de 1886.

José Martí, el revolucionario cubano, escribió una crónica sobre estos sucesos en la que dejó plasmada la entereza con la que estos cuatro luchadores enfrentaban la fatalidad de un juicio preparado por la burguesía con el único objetivo de “aleccionar” a los demás trabajadores. En 1893, un juez demostró como todo el juicio se había realizado para culpar a estos dirigentes, y se resuelve absolver a los tres sobrevivientes y pedir disculpas por las muertes de los otros cinco trabajadores.

Los ecos en Argentina.

En un congreso de trabajadores reunidos en París, Francia, en el año 1889, el que daría origen a la Segunda Internacional de Trabajadores, fue tomada con gran entusiasmo por parte de los asistentes la decisión de proclamar a partir del año siguiente, el primero de mayo como Jornada de lucha internacional de la clase obrera. Se instaba a la organización de una manifestación en todos los países y ciudades en forma simultánea con el fin de intimidar a los poderes públicos para que reduzcan legalmente la jornada laboral a las ocho horas. Se recomendaba a todos los presentes que realizaran propaganda para llevar a cabo en Europa y América una jornada de lucha a favor de las ocho horas. A esta reunión también habían concurrido delegados y representantes por Argentina.

Para la organización de la protesta en nuestro país, se convocó a una reunión a fines de marzo en el local de los obreros socialistas alemanes, “Vorwarts”, mediante un volante dirigido a los “Hermanos nuestros: ¡Salud a todos!” y que anunciaba: “Europa y Estados Unidos se preparan en los actuales momentos para la gran festividad universal que debe iniciarse el 1º de mayo del corriente año. El importante movimiento que será un hecho grandioso en el Viejo y parte del Nuevo Mundo, constituirá seguramente una de las páginas más gloriosas de la historia contemporánea. No se mueven nuestros hermanos para obtener pingües aumentos en los salarios, casi siempre inútiles porque se elevan después los artículos de primera necesidad, sino en demanda de que las horas de producción no sean más de OCHO”.

En Argentina en 1890 se celebró el primero de Mayo en las ciudades puertos más importantes, tales como Buenos Aires, Rosario y Bahía Blanca, donde las condiciones de trabajo eran penosas y existía un importante componente inmigrante entre las filas proletarias, con verdaderas multitudes en las calles.

En tanto, al calor de la lucha y las manifestaciones a lo largo del siglo veinte, surgen las diversas federaciones, confederaciones y centrales de sindicatos, para dar un marco mayor a los reclamos de los trabajadores de las diferentes ramas de actividad, las cuales serán las encargadas de la organización, año tras año, de las celebraciones del día del trabajador. Sin embargo, éstas no han sido siempre bien recibidas por parte de los sectores de la burguesía nacional o por parte de los medios masivos de comunicación. Así, es común leer en la prensa, demostraciones en contra de las reuniones obreras, principalmente a comienzos de siglo pasado, cuando uno de los sectores más numerosos en las filas del movimiento obrero organizado estaba vinculado con los ideales libertarios. Además, en 1902 comenzó a regir en nuestro país una de las leyes que más utilizaron los diversos gobiernos de turno para enfrentar las manifestaciones populares. Mediante la ley 4144, o ley de residencia, el poder ejecutivo podía expulsar del país a cualquier elemento sedicioso de origen extranjero. Otro de los mecanismos más usados, para el caso de los argentinos, fue la cárcel de Ushuaia, donde fueron confinados centenares de militantes obreros, hasta que por presión de movimientos por los derechos humanos internacionales, el gobierno se vio obligado a cerrar, bien entrada la década de 1940.

Una de las celebraciones más recordadas es la de 1909, cuando la policía con el coronel Ramón Falcón a la cabeza, desata una feroz represión sobre la concentración en Plaza Lorea, hecho que generará en el anarquista Simón Radowitzky el sentimiento de venganza y terminará con la vida de Falcón en noviembre del mismo año.

Sin embargo, la clase obrera continuó siempre llevando adelante actos por esta fecha, a pesar de las dictaduras o de las represiones policiales.

El 1º de mayo hoy.

Este día ha venido perdiendo su verdadero sentido, esto es, entender que es una jornada de reflexión y discusión, de lucha, de esperanzas, de reclamo y protesta, en definitiva. Desde este punto de vista, surge la necesidad de volver a darle el significado de “día internacional de lucha de la clase trabajadora”.

Ceemos que todos los trabajadores debemos tomar este día como propio. Los ocupados, precarizados, los desocupados, subocupados, autogestionados. Todos los trabajadores y trabajadoras unidos en la solidaridad y luchando por la justicia social. La principal bandera enarbolada durante las primeras manifestaciones era contra la explotación de los trabajadores por parte de los sectores de la patronal. Hoy las luchas cambian pero en esencia continuamos con las mismas consignas: jornadas acotadas de trabajo, salarios dignos, vivienda digna, vacaciones pagas, etc. Otros trabajadores plantean la gestión colectiva en la dirección de las empresas, arguyendo que no se puede dejar librado al arbitrio de los capitalistas las decisiones que hacen a la vida de los trabajadores; otro ejemplo es la cogestión en las empresas públicas, donde no sea considerado el trabajo como un recurso o un factor de producción que se mezcla con otros recursos para generar bienes. Por ejemplo, a título enunciativo queremos también recordar la gran marcha en Estados Unidos de los inmigrantes latinos, luego de cien años en que no se festejaba el día del trabajador.

Algunas de las preguntas que quedan flotando tienen que ver con ¿Por qué continuar celebrando el primero de mayo? ¿Qué cosas han cambiado desde que se celebrara por primera vez, allá en el lejano 1890? ¿Cuál es el significado del día del trabajador? ¿Es necesario hoy día continuar con esta lucha o ha cambiado nuestra situación respecto de 1890? ¿Cuáles son los efectos del capitalismo y cómo se manifiestan en las condiciones de vida de la clase trabajadora?

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