La salud pública sobrelleva una larga crisis que sólo por momentos trasciende en los medios masivos de comunicación. Su problemática es de una enorme amplitud. En primer lugar, la fabricación de medicamentos y vacunas se encuentra reducida con una capacidad instalada de sus laboratorios, ociosa, no actualizada tecnológicamente. Argentina ha tenido la capacidad de cubrir los medicamentos y vacunas a sectores estratégicos, hoy estos sectores dependen de un plan remediar que se financia con créditos internacionales (aumento de la deuda externa).
Otra cuestión es la formación de sus recursos humanos, una formación hoy aislada de los sectores populares, con una impronta tecnocrática y ahistórica.
Además, nos encontramos con un Hospital Público que carece de insumos, donde sus trabajadores son objeto de políticas diseñadas que buscan su momento de ser implementadas y redefinidas una y otra vez, aun hoy, desde los organismos internacionales.
Y termina o empieza con los sectores populares como "pacientes" lejos, muy lejos, de una política de salud como un derecho: colas, postergaciones, maltratos, muchas veces punteros políticos terminan infiltrando sus prácticas en los centros de salud.
De estos y otros temas se dialogó en el Encuentro Nacional de Salud realizado recientemente en la Facultad de Medicina de la UBA. En el mismo participaron delegaciones de Uruguay y Brasil, las cuales más allá de sus características particulares, reflejan la regionalización en la implementación de estas políticas en toda América Latina.
Quedan sin embargo preguntas para hacernos: ¿Cómo organizarse mejor? ¿Cómo articular los conflictos? ¿Cuáles son las limitaciones de la lucha sindical? ¿Cómo fortalecer nuestras luchas? ¿Se recomponen los burócratas? ¿Cómo actuar en esta coyuntura electoral?
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