jueves, 19 de abril de 2007

La economía política detrás de la estimación de los precios

Nota aparecida en el boletín de La Fragua (21.03.07)

La economía política detrás de la estimación de los precios
Recientemente se desató un profundo conflicto al interior del INDEC (el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) por la intervención que sufrió por parte del gobierno nacional el sector que estima los índices de precios. Esta situación generó elevados niveles de malestar entre los trabajadores del INDEC y disparó una polémica en torno al valor del trabajo que ellos realizan.
En primer lugar, hay que señalar la importancia que tiene la medición de la inflación, en particular su medición a través del denominado Índice de Precios al Consumidor (IPC). El principal problema que esa medición está dejando traslucir es que los rubros más importantes en el consumo popular están aumentando aceleradamente en los últimos meses. En particular, los precios de los alimentos han subido más del 10%. Si esta tendencia de crecimiento se mantuviera, el aumento de los precios en el año superaría el 30%, lo que, por supuesto, es muy relevante para la mayoría de la población y en particular para los trabajadores de menores ingresos (ocupados y desocupados).
El índice de precios al consumidor es una forma de estimar la evolución de los precios de los productos de consumo. No es la misma inflación. Podría decirse que la diferencia entre la evolución del IPC y la inflación es similar a la diferencia que existe entre la temperatura y la sensación térmica. Lo que fue puesto en discusión por parte del gobierno es la forma de medir la inflación. Los funcionarios buscaban incidir de manera arbitraría en la metodología utilizada a los fines de "bajar" la medición de la inflación. Pretendían "pinchar" el termómetro para que no hubiera fiebre.
La evolución de los precios según la estimación del IPC es la base del cálculo de las variaciones en el "costo de vida" (la canasta familiar) y por lo tanto son un parámetro central en la negociación salarial (ver nota aparte). Mientras que el gobierno busca limitar los aumentos salariales a un techo del 15%, si la inflación se dispara y alcanza el 25% o 30% (2% mensual en promedio durante todo el año), los propios sindicatos oficialistas estarían en problemas para contener a sus bases. Los niveles de conflictividad podrían escalar a niveles muy importantes en un año electoral.
En segundo lugar, los índices de precios son utilizados para ajustar el valor de una parte sustancial de los bonos de la deuda del Estado nacional con sus acreedores y el valor de muchos créditos del sector financiero. Niveles de inflación medida muy elevados podrían causar trastornos importantes a la política de superávit fiscal que el gobierno busca sostener. Mientras que las distintas personas sienten los efectos de la inflación de diferente manera según cual sea su estructura de consumo, el IPC es una estimación de la evolución de los precios para el promedio de la población. Y esa estimación refleja el patrón de consumo para un determinando momento del tiempo. Este es un elemento importante a tener en cuenta.
Los profundos cambios que se han producido en la estructura de precios relativos desde la devaluación hacen que el IPC no refleje adecuadamente la evolución del costo de la vida. A modo de ejemplo, mientras que el IPC (que se calcula con una canasta de consumo estimada en 1997) asume que el 31% de los gastos de los hogares son alimentos, es probable que hoy en día esa proporción sea mucho mayor y que por lo tanto el efecto de la variación en el precio de los alimentos tenga un muy alto impacto en el poder de compra de los ingresos de los hogares.
Es importante resaltar que la estimación del IPC se realiza sobre una base muy amplia de comercios y negocios (6000 comercios en todo el Gran Buenos Aires) y por lo tanto la tarea de los trabajadores del INDEC es muy confiable, más allá de las intenciones y opiniones de los funcionarios del gobierno. Por ello, lo ocurrido en el INDEC en estas últimas semanas es muy grave pues supone una intervención del organismo, la intención de violar el secreto estadístico y siembra un manto de dudas sobre el valor de las estadísticas oficiales. Por otra parte, a través de la intervención el gobierno busca presionar a los comercios encuestados a fin de garantizar que ellos no aumenten los precios. De esa manera, el gobierno buscaría lograr que la "inflación medida" se mantenga cerca de las proyecciones oficiales, aun si eso significa que esa medición ya no refleje la realidad de lo que ocurre. Los bajos niveles de inflación "oficial" para el mes de febrero de 2007 (0,27%) confirman estas sospechas.
La forma de estimación del IPC (y otros índices de precios) es muy importante pues es la base del cálculo de la línea de indigencia y la pobreza y por lo tanto la base de las estimaciones de la magnitud de las situaciones de marginalidad social. La evolución del valor de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que se utiliza para estimar la indigencia, y de la Canasta Básica Total (CBT), que se utiliza para estimar la incidencia de la pobreza, se actualiza a partir de los datos de las estimaciones del IPC. Por otra parte, hace ya tres años que los especialistas del INDEC elaboraron una estimación mejorada de los indicadores de pobreza que determina una duplicación en el valor de la CBT para un hogar tipo (que alcanzaría los 1576 pesos, en lugar de los 850 pesos "oficiales"). Esto implica que la proporción de la población bajo la línea de la pobreza es mucho mayor de lo que indican los índices aprobados por el gobierno. Pero esta estimación mejorada todavía no pudo ser oficializada por la resistencia del gobierno.

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