sábado, 23 de octubre de 2010

ACLARACIONES AL OTRO DÍA DE LA MUERTE


por Maro Skliar
Frente Popular Darío Santillán

Dice Eduardo Galeano que el mundo está patas arriba, algo así como al revés de lo que debería ser.

Y así parece.

Los trabajadores tercerizados quieren hacer una protesta contra la empresa de ferrocarriles, reclaman tener el mismo status que los demás trabajadores. Ser de planta permanente, tener igual salario, etc. El sindicato “unión ferroviaria”, quien debería representar y defender los intereses de los trabajadores, no solo no toma el reclamo como legítimo (es decir se desentiende de la representación de esos trabajadores) sino que se organiza para impedir que ese reclamo se lleve a cabo. O sea, el sindicato Unión Ferroviaria se mueve para que los tercerizados sigan siendo tercerizados, trabajadores de segunda con salarios bajos y sin estabilidad. Unión Ferroviaria no le da la espalda a una parte de los ferroviarios, sino que les impide que reclamen derechos. La policía del estado, que ya había reprimido la protesta, de pronto se va de la escena como si el guión de la obra de teatro así lo marcara. Se van atrás del telón. Siguiente escena: la Unión Ferroviaria avanza contra los tercerizados. Lo hace a balazos. Y mata. Y mata. Y mata. Y muere un pibe que apoyaba la protesta desde su militancia. Y les dan un tiro en la cabeza a una señora como de 60 años que podría ser la madre o la tía de cualquiera de los que dispara.

Hasta acá todo parece estar “patas arriba”, como el libro de Galeano. Lo que debería ser, no es… las cosas son al revés: los sindicatos atacan a los trabajadores y defienden a los empresarios, que son los que se favorecen con la tercerización y los salarios bajos.

Pero me temo que este mundo al revés es un mundo al derecho.

Desde el genocidio de los 70, que se llevó la vida de miles de trabajadores y militantes sindicales identificados con las necesidades materiales y políticas de su clase social, muchos sindicatos de los “grandes” se han convertido en inmensas empresas asociadas con las patronales. Son sindicatos empresarios que defienden sus intereses (que van de la mano de los intereses de los patrones) con patotas muy parecidas a los grupos de tarea de la triple A. Actúan con la impunidad que les brinda la empresa y el Estado. Por eso la policía se va de la escena. Por eso los empresarios les dejan libre circulación por los espacios de trabajo.

Un trabajador precarizados o tercerizado no siempre sabe lleva una especie de “beso de vampiro” en el cuello; y que esos vampiros se llaman Videla, Martinez de Hoz, Massera, Menem. Y que con ellos pactaron los sindicalistas el “toma y daca”, el “vamo’ y vamo’” que configura este mundo que, para todos ellos, está al derecho y no patas arriba.

Cuando el trabajador/a se quiere sacar el “beso” de encima, cuando se hace la simple pregunta de por qué tiene que ser así y no del modo que (sarcásticamente) lo dicen las leyes de trabajo y la Constitución Nacional (!), entonces ahí emerge el pacto y se abalanzan sobre él. En el peor de los casos, como ayer, vienen con balas.

El Estado bien, gracias. Actúa (si lo hace) a posteriori y mostrando “indignación” y “repudio” como si las cosas hubieran pasado en otro país. Habla de conspiraciones y de operaciones. Como con Julio López. Hay células dormidas de la dictadura. Punto. Pero el acto de River con la CGT no parece una célula dormida. Si, pero Moyano y la Unión Ferroviaria no son lo mismo. Es verdad, unos son el sindicato de camioneros y otro el de trenes. ¿No son la misma Confederación? ¿No son la “clase trabajadora” organizada? ¿Moyano no es el presidente del PJ de la provincia de Buenos Aires? ¿El modelo sindical de Camioneros, de la Unión Ferroviaria o de la UTA no tiene nada en común? ¿Adentro de la CGT hay gremios que representan los intereses de los trabajadores y otros que matan trabajadores?

Hace falta un poquito de claridad.

Yo aclaro lo mío.

Cuando peleo por los derechos humanos, peleo por todo. Por los “hijos de Noble” y por los tercerizados del tren. Por el juicio y castigo a los genocidas de los ‘70 y para que los del subte puedan tener su sindicato como quieran. Contra la oligarquía “del campo” que exprime el país desde que es país o antes, y por el bebé que se murió de frío en las calles de Buenos Aires este año. Por la recuperación de los nietos y por los sin nombre que mata el gatillo fácil. Por sacarle a las calles los nombres de ´”próceres” mata indios y por las mujeres que se mueren de abortos mal hechos. Por la memoria que se acuerda de Rodolofo Walsh y por la que no se olvida de Julio López. Por las Madres y Abuelas, y por los jóvenes que mata el paco, nueva versión del genocidio. Por los pibes de la Noche de los Lápices y por Darío, Maxi y ahora (con un nudo en la garganta), por Mariano Ferreyra.

Este mundo social que viene triunfando está al derecho para esos sindicalistas mafiosos, para los empresarios, para muchos en el poder político. En lo que hace a lo sindical, no veo ninguna señal de ponerlo al revés por parte del gobierno. Veo un acto en River que dice “hay de esto para rato”. Inmediatamente después veo al pibe Mariano morirse como se murió Darío Santillán. Igualito. Calcado. Boqueando como un pez que lo sacaron del agua, tratando de quedarse con nosotros pero no pudiendo. ¿Hace la diferencia si las balas vienen de las fuerzas represivas del Estado o de los grupos de tareas para estatales—empresariales?

Quienes defienden el mundo como está, este mundo de tercerizados baleados por querer vivir dignamente, consideran que el mundo está al derecho tal como es. Nos lo quieren hacer creer. Así está bien, dicen, aunque se lo puede humanizar un poquito más, darle unos retoques tranquilizadores.

ACLARO: CUANDO DIGO “NUNCA MÁS”
ES “NUNCA MÁS” TAMBIÉN A ESTAS COSAS

No quiero construir un mundo al revés del que está. Quiero otro mundo. Ni patas arriba ni patas abajo. Un mundo donde los tercerizados sean “primerizazos” y donde Mariano Ferreyra mañana vaya a la facultad a rendir el examen para el que estaba estudiando…

Maro Skliar, 21 de octubre del 2010

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