lunes, 4 de junio de 2007

Revista La Fragua no. 8 > El sindicato y la cuestión municipal. Los municipales y la cuestión sindical.


Más que un juego de palabras el título trata de expresar dos cuestiones que son difíciles de separar, si es que se puede, a la hora de delinear el escenario en el cual se vienen desarrollando las luchas por aumento salarial en el municipio de La Plata.

Sería bueno en primer término tratar de ver que rol se juegan y que intereses defienden los tres sindicatos que representan a los trabajadores locales en la lucha por el aumento.

Por un lado, tenemos el Sindicato de Municipales[1], por demás oficialista, quién fue el que dio el puntapié inicial por el pedido de aumento salarial a comienzos de Abril. Esto no debe sorprendernos ya que hacía tiempo se rumoreaba por pasillos, oficinas y dependencias.

Los afiliados alakistas, del Sindicato de Municipales, salieron a pedir el aumento un miércoles por la mañana y el mismo día por la tarde, el intendente Julio Alak anunciaba un incremento del 20% en el básico. Lo importante a destacar es que el aumento ofrecido fue de un 20% sobre el básico de la categoría más baja y aplicable a todas las categorías restantes; es decir que consistía, aproximadamente, en $106 para todos los empleados de planta permanente, ocuparan el cargo que ocuparan. Para los “contratados”, una forma de llamar a los precarizados que siguen siendo la mayoría, el aumento sería de $100.

A esta medida se sumó UPCN[2] quien expresa su disconformidad ante el mísero aumento anunciado por el ejecutivo, llamando a un paro de tres días con asambleas diarias en los lugares de trabajo y con una fuerte presencia en las dependencias de la Torre I. En estos espacios se podía percibir claramente el descontento de los trabajadores ante la imposibilidad que planteaba UPCN de llegar a los $ 1000 de básico, como algunos empleados pretendían. Desde este sindicato ya se daba por perdida una lucha que ni siquiera había comenzado. El convulsionado ambiente se fue apaciguando debido a que el ejecutivo no abría instancias de diálogo, salvo una conciliación obligatoria en el Ministerio de Trabajo que no tuvo mucha relevancia. El descontento de los trabajadores seguía creciendo a medida que por diferentes canales el gobierno municipal expresaba que no reconocía a UPCN como interlocutor válido de los empleados municipales. Esto se vio claramente en la postura que tomaron algunos directores hacia la medida de fuerza adoptada, que señalaron que el paro no era legal y amenazaron a quienes se adherían.

Por otro lado, los afiliados de ATE sentíamos que desde el Área Municipal del sindicato no se estaba generando ninguna estrategia teniendo en cuenta el escenario planteado. Fue así como en una pequeña asamblea con trabajadores de diferentes sectores, los cuales nos encontrábamos siguiendo de cerca el proceso de los compañeros de la Torre I, decidimos empezar a organizarnos para desarrollar un plan de lucha por las reivindicaciones que estaban siendo abandonadas por los otros dos sindicatos.

Hasta aquí podemos ver que no existe desde la dirigencia del ámbito sindical una intención de cuestionar a fondo la situación de precarización laboral del empleado estatal del municipio. “El Sindicato” demuestra esto en su práctica, ya que solamente aparece cuando sabe con anterioridad que el Intendente trae entre manos alguna mejora salarial. De esta forma, montan un escenario que los dejará bien parados a ambos, al primero por cumplir con su función y “salir a luchar” y al segundo por satisfacer el reclamo gremial.

UPCN demuestra que detrás de las medidas de fuerza que trató de impulsar, no hay nada más ni nada menos que un interés de cara a las elecciones de Octubre. ¿Cómo queda demostrado esto? Con el despliegue que realizó durante esos días, dejando la impresión de que se trataba más de una campaña “anti-alak” que de una lucha por el derecho al aumento salarial de los trabajadores. Fue increíble su capacidad para generar un “incendio” en un día y apagarlo en los días siguientes. No debería extrañarnos que en unos meses salgan de nuevo a instalar un conflicto en la puerta del Palacio Municipal.

Y por último, quienes nos encontramos en ATE vemos que la cuestión de los municipales parece seguir sin tener relevancia para la conducción del gremio ya que no vemos un Área de Municipales con una política clara, si es que la hay. Sabemos de la intención de instalar a nivel provincial la discusión sobre los Convenios Colectivos, pero no vemos un desarrollo que tenga como punto de partida la cuestión local con la especificidad correspondiente. Es decir, se han expresado a favor de considerarnos a todos estatales, tanto los provinciales como los municipales, pero cuando ATE salió a pedir por el aumento salarial para los trabajadores de provincia no fuimos sumados al reclamo y no vimos intenciones de agrupar las fuerzas para más adelante.

Ante el escenario planteado nos pusimos a trabajar en la conformación de un cuerpo de delegados, con las elecciones previas que correspondían en los lugares de trabajo. Nos expresamos a favor de realizar un plenario general de afiliados de ATE en donde podamos esbozar la coordinación de un plan de lucha que luego sea discutido en los lugares de trabajo y votado en una asamblea general. Las reivindicaciones que se postularán son: en primer lugar aumento salarial del básico igual al valor de la última canasta familiar y en segundo lugar el pase a planta permanente de todos los trabajadores precarizados.

La idea es, mediante una pequeña campaña, instalar el debate sobre el deterioro en el salario del trabajador municipal en estos últimos años y a partir de allí poder abocarnos de lleno a los demás reclamos por sector. Eso sin perder de vista que es necesario generar organización en la base para poder avanzar en lo que respecta a lo específico de cada lugar de trabajo.

También sabemos que es muy difícil lograr la participación de los compañeros por diferentes motivos: a veces por la relación clientelar que mantiene a muchos bajo la condición de no molestar a quien le consiguió el trabajo, otras veces porque se piensa al sindicato no como una herramienta de lucha sino como un prestador de servicios[3]; también es frecuente encontrar a los más jóvenes en una postura de “yo estoy de paso” por el municipio, aunque en realidad vayan a pasar el resto de sus vidas con el mismo salario y las mismas condiciones de precariedad; por último, y fundamentalmente, por el miedo que genera la condición inestable de los contratos.

A modo de cierre queremos expresar nuestra mejor predisposición para volver a andar un camino que se inició el año pasado y que se vio truncado por el despido de nuestros compañeros. Quizás la ausencia de una política del Área Municipal en ATE sea un potencial a desarrollar por los mismos trabajadores. Esperemos juntar las fuerzas suficientes para transformar conjuntamente con otros sectores nuestros sindicatos y tener un sindicato-herramienta que se corresponda con los tiempos que corren.


[1] “El Sindicato” como le llaman los trabajadores que parecen tener bien claro que a la hora de negociar es el único al cual el Poder Ejecutivo municipal reconoce como interlocutor válido.

[2] Sindicato con estrecha relación al candidato opositor del intendente Alak en la próximas elecciones.

[3] Es llamativo ver cómo los compañeros se afilian a UPCN por su co-seguro.

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